Los jóvenes consideran que es un buen momento para cambiar de trabajo y darle un nuevo rumbo a su carrera profesional. Tras la pandemia, ven como el mercado laboral comienza a recuperarse, surgen nuevos proyectos y piensan que ha llegado el momento de lanzarse a buscar mejores condiciones laborales.
Las empresas que quieren atraer nuevos talentos deben aprovechar este momento. ¿Cómo pueden hacerlo? Ofreciendo propuestas tan irresistibles que los profesionales más capacitados quieran formar parte de la organización.
La flexibilidad horaria es uno de los puntos claves para atraer a nuevos talentos. Esto no solo lo demandan los profesionales que tienen personas a su cargo, sino también quienes quieren disfrutar de su tiempo libre junto a su pareja o sus amigos.
Esto no se debe a que los jóvenes quieran trabajar menos, sino que tiene más que ver con un sentimiento de correspondencia. Si ellos consideran que su trabajo no se valora como debería porque su salario es muy bajo, no están dispuestos a sacrificarse más allá de lo estrictamente necesario.
Otro de los puntos claves para los jóvenes a la hora de decantarse por una empresa u otra es su ubicación. Si las empresas están fuera de los núcleos urbanos, esto supone un punto negativo para ellos, les obligaría a desplazarse en coche, asumiendo mayores gastos ya que no se podrán desplazar a su lugar de trabajo en transporte público.
Ocurre lo mismo si la oficina está lejos de su casa, ya que tardarán mucho más en llegar y eso al final del día se traduce en más tiempo dedicado al trabajo y menos tiempo libre al día para disfrutar de lo que realmente les gusta.
El salario continúa siendo una de las claves principales que impulsa a los talentos jóvenes a cambiar de empleo. La mayoría de los jóvenes se quejan de que los salarios actuales no les permiten cubrir sus necesidades básicas, tales como, independizarse, alquilar o comprar un piso, o formar una familia. Cosas esenciales que les impiden hacerse con las riendas de su vida y que son fundamentales para su propio bienestar. Es por esto que no se puede hablar de beneficios adicionales cuando las necesidades más básicas no están cubiertas. Las empresas que quieran atraer nuevos talentos deben tener en consideración los gastos básicos que tiene un trabajador y asegurarse de que están 100% cubiertos.
Precisamente por esta falta de remuneración, no quieren trabajar en entornos donde las diferencias salariales sean excesivas. Es por este motivo que las organizaciones con estructuras piramidales muy marcadas presentan una rotación más alta. Los empleados que están en la base de la pirámide no están dispuestos a que los de arriba se lucren a costa de su esfuerzo y dedicación. Son conocedores de esta realidad y la aguantan hasta que encuentran algo mejor, momento en el que no tienen ningún reparo en despedirse de su empleo actual.
La pandemia trajó el teletrabajo a nuestras vidas y son muchos los profesionales que han comenzado a buscar nuevos empleos cuando han vuelto al trabajo presencial. Esto no es tanto porque no quieran pisar la oficina, sino porque quieren tener la libertad de decidir si trabajar en remoto o presencial y que no sea una exigencia que viene impuesta de arriba sin tener en cuenta sus necesidades personales.
Además, muchos jóvenes consideran que la obligación sistemática de ir a la oficina corresponde con una falta de confianza. Cuando la realidad es que para estas nuevas generaciones es simplemente una herramienta más de flexibilidad que les permite conciliar mejor y, por lo tanto, estar más agusto en su lugar de trabajo.
Los candidatos buscan empresas que les brinden la posibilidad de crecer y desarrollarse profesionalmente. Las nuevas generaciones quieren saber desde el primer momento hacia dónde podrían llegar dentro de esa compañía porque temen sentirse estancados.
Los nuevos talentos son profesionales en constante evolución, tienen miedo de quedarse obsoletos y por eso demandan a las empresas planes de formación que les permita ir mejorando paulatinamente sus habilidades y competencias, a la par que mejora su posición dentro de la compañía y su retribución salarial. Esto es totalmente normal si tenemos en cuenta que las generaciones jóvenes son las que mayor cantidad de estudios superiores tienen.
Frente a los tradicionales paquetes de beneficios que ofrecen las grandes corporaciones a sus empleados, los jóvenes demandan una ampliación en la oferta de retribuciones que se adapte mejor a sus necesidades. Lógicamente no va a tener las mismas necesidades un profesional con 35 años que uno de 65. El primero querrá un seguro médico familiar o una tarjeta restaurante, mientras que el segundo, estará pensando en aspectos más relacionados con su plan de pensiones.
En resumen, los nuevos talentos no tienen miedo al cambio, están acostumbrados a vivir en la incertidumbre y por eso dentro de sus reclamaciones no está la de tener una seguridad total con el empleo. Ellos son los primeros que renunciarán a su puesto de empleo, si no cumple con sus expectativas.
En relación con esto último, en la actualidad podemos observar como el mercado laboral está experimentando una pronunciada fuga de talento, especialmente en los sectores en los que actualmente la demanda es muy alta, como el tecnológico. Se ha extinguido radicalmente el miedo que existía hace 20 o 30 años a cambiar de empresa, los nuevos talentos ahora cambian de trabajo a la mínima porque están habituados al cambio y lo ven como algo necesario si desean progresar. Por eso, las empresas que deseen atraer a ese talento joven deben atender su necesidad de mejora continúa si quieren retenerlos dentro de sus organizaciones.
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